Transfobia en el voleibol brasileño
Tiffany Abreu, atleta trans integró la liga de voleibol brasileño en 2018. Su desempeño destacado generó críticas y transfobia de los sectores más conservadores de la sociedad, pero también muchas dudas sobre los nuevos límites del deporte.
El voleibol brasileño: Un deporte de élite
“El voleibol es el deporte rey en Brasil, porque el fútbol es una religión” esa frase se escucha en todas las discusiones sobre voleibol en el país. El interés y el éxito de este deporte en el país es grande.
Desde el desempeño deportivo el voleibol ha dado muchas satisfacciones al país, múltiples campeonatos olímpicos y mundiales, tanto en hombres como en mujeres. Desde un punto de vista mediático y comercial también. El voleibol brasileño atrae grandes cantidades de público, la cobertura de medios en las ligas nacionales y para las selecciones las audiencias no son despreciables.
Las empresas públicas y privadas no han sido ajenas a este fenómeno y han apoyado consistentemente el deporte. Banco do Brasil está íntimamente asociado con el éxito del voleibol, y grupos multinacionales como Nestlé y Unilever han llevado su rivalidad industrial a las canchas del país por medio de patrocinios a equipos de São Paulo y Rio de Janeiro.
Voleibol, un espacio de inclusión
La liga nacional de voleibol brasileño es un espacio incluyente, socialmente y en temas de género.
El acceso al deporte no es costoso y es practicado por hombres y mujeres en colegios, playas y parques del país. Es común ver a aficionados comprando las mejores vitaminas y suplementos, los últimos tenis o un equipamiento completo para entrenar en casa. Es uno de los deportes con más practicantes desde federados hasta atletas de domingo. Por otra parte la práctica profesional del deporte es una legitima oportunidad de vida en una país que como la mayor parte de Latinoamérica sufre de enormes desigualdades.
Los atletas y equipos apoyan los movimientos LGBTIQ+. Muchos atletas asumen identidad sexual sin recibir presiones institucionales. Las nutridas hinchadas de los clubes principales acostumbran usar símbolos de la comunidad y se han convertido en lugares seguros para las minorías.
Este ecosistema parecía muy positivo para que la primera atleta trans en el deporte profesional de Brasil hiciera su debut, la realidad fue muy diferente.
¿Transfobia, una discusión de fondo?
La llegada de Tiffany Abreu en 2018 desde la liga de Italia al Bauru, miembro de la Superliga femenina (primera división del voleibol brasileño), despertó una enorme polémica en las tierras de las múltiples campeonas olímpicas. La puntera despuntó en un equipo que no era una de los mejores del campeonato. Tiffany Abreu destruyó el récord de puntos por partido y fue un enorme sensación en los primeros encuentros pero su éxito avivó las críticas iniciales y puso sobre la mesa un debate de fondo en una coyuntura muy politizada.
El debate transcendió el ámbito del deporte y se tornó en una enorme tribuna de discusión en redes sociales sobre la ideología de género. Los ataques contra la jugadora por su condición sexual fueron agresivos, muchos vulgares y producto de la ignorancia, otros, más insidiosos y disfrazados en consideraciones deportivas.
Las autoridades de la CBV (Confederación brasilera de Voleibol) se mostraron valientes al permitir la entrada de Tiffany al campeonato. La condición para incluirla se hizo en base a la cantidad de testosterona en el cuerpo de la atleta, única condición decretada por la Confederación Internacional de Voleibol. Pero los argumentos para defenderla durante la polémica fueron evasivos, el mejor ejemplo de su posición ambivalente fueron la palabras del técnico de la selección:
«Si ella fuese aprobada para jugar y tiene condiciones no veo ningún problema (en que vaya a selección)»
José Roberto Guimaraes, técnico de la selección brasileña en 2018
La opuesta Tandara una de las mayores figuras del país, criticó la presencia de la atleta con argumentos técnicos (su forma de saltar, su estatura) e hizo mucho hincapié en defender la identidad de Tiffany, otra de las grandes figuras la bicampeona olímpica y central de selección Tháisa Daher defendió la presencia de Tiffany y dijo que lo que les restaba era mejorar e intentar contrarrestar su juego.
Tiffany habla con libertad ante las críticas. Ella argumenta que si bien su altura (1.94 centímetros) y el haber sido atleta profesional en la categoría masculino son una ventaja, la dificultades en la recuperación por causa del tratamiento hormonal las compensan. Su actitud ha sido interesante pues ha llevado el debate hacía el campo de lo técnico y fisiológico y no al social. La inteligencia y temperancia de sus argumentos y la receptividad los contraargumentos de tipo técnico desarmó las críticas y transfobia venidas de las partes más conservadoras de la sociedad brasilera.
En 2020 Tiffany firmó por una cuarta temporada en al élite del voleibol brasileño, y aunque ha logrado integrar la selección, su continuidad en el Bauru es un precedente alentador para la sociedad y el deporte brasilero.
Soluciones innovadoras
La CBV abrió puertas y debates que han de estar en el corazón del desarrollo del voleibol brasileño y del deporte en general. La inclusión es uno de los temas que más progresos ha traído a nuestro siglo y el deporte debe reflejar estos cambios. Hay una necesidad constante de evolución en el deporte. La integración de nuevos medios, nuevas generaciones y nuevas tendencias será clave para la sostenibilidad de ciertos deportes.
Redacción LAP Deportes