Pier Paolo Pasolini: ‘Sobre el deporte’

El «stukas» Pasolini no es el apelativo de un nuevo talento italiano, era el apodo de Pier Paolo Pasolini cuando jugaba al fútbol con sus amigos. El gusto de PPP por el deporte no es el aspecto más conocido de la carrera del vanguardista cineasta y escritor italiano, pero si es uno relevante para entender su visión del mundo.
En esta recopilación de textos y entrevistas, editados por la editorial Contra, los amantes del deporte encontrarán un desafío y una invitación a pensar el deporte más allá de estadísticas, resultados y pasiones.
El lenguaje del fútbol

El término «tifosi» es común en toda la prensa hispanohablante para referirse a los hinchas de cualquier equipo italiano. La palabra tan asociada a esa lengua y tierra, tiene una etimología muy cercana al español. A los fanáticos del fútbol se les asociaba con los enfermos de tifo, por su fiebre y expresión acalorada. Esta anécdota etimológica resume bien las contradicciones que el mismo Pasolini vive con el deporte y se percibe a lo largo de esta recopilación de textos.

Los deportistas están poco cultivados y los hombres cultivados son poco deportistas

Hay un dejo de desprecio por su propia condición de «tifoso» del Boloña. El deporte tiene algo de placer culposo para un intelectual como Pasolini y es en esa contradicción permanente donde se reconoce a Pasolini, un ateo que hace películas sobre los evangelios y un marxista que disfruta del entretenimiento burgués.

Gigi Riva, Gianni Rivera, Giacinto Fachetti, Fabio Cappello o Giuseppe Meazza hacen apariciones fugaces en los artículos del libro. Todos estos personajes legendarios descritos por Pasolini emocionan al aficionado del fútbol. Desde América Latina no podemos sino fantasear con las descripciones que habría hecho de Maradona en Nápoles si no hubiera sido asesinado extrañamente en el 75.

Pasolini tenía un marcado interés por la similitud entre Italia y América Latina y su conocimiento del juego es tal que hasta pintó diagramas explicando el juego de los europeos y el juego de los latinoamericanos, llegando hasta a declarar «El fútbol italiano es latinoamericano».

De Merck a Marx

El deporte se ha convertido en la religión de nuestros tiempos… también en el teatro, y en las puestas en escena modernas también se necesitan héroes. Los deportistas se han transformado, ya no son los amateurs tan gratos al barón de Coubertin, se han vuelto super atletas. Eddie Mercx debutaba su fulgurante carrera en el ciclismo cuando pasó por la mirilla de Pasolini, lo describe como una precursor de ese super atleta que hoy domina el deporte del mundo.

La descripción profética hecha por PPP de ese héroe moderno personificado por un super humano, preparado científicamente para la competencia, es una obviedad hoy en día pero es prueba del alto grado de observación de las evoluciones de la sociedad del que era capaz el artista italiano.

Este don de observación y su incapacidad de buscar consensos se hace evidente en sus descripciones de los Juegos Olímpicos de Roma 1960. Los ecos de la barbarie de la segunda guerra aún se resienten en los estadios. El nacionalismo retumba en el Olímpico de Roma y en sus textos breves se siente una mezcla de incómodo y fascinación. Pasolini es ajena a este espectáculo grandilocuente y lo juzga con fiereza. En el único momento donde baja la guardia y muestra un poco de candidez es en sus muestras de cariño a los atletas soviéticos.

Gran lector de Marx y Gramsci, Pasolini no es ajeno al apoyo incondicional de gran parte de la intelligentsia europea al bloque comunista. Ese apoyo casi ingenuo a los gestos teatrales y propagandísticos de los atletas del este, parece casi ridículo a la luz de la historia. Sin embargo revela más de una inflexión al carácter de Pasolini, incapaz de buscar consensos, maravillándose ante la emoción colectiva que sólo el deporte proporciona y no de una ceguera histórica de los intelectuales ante los abusos soviéticos.

La opinión arbitral 4,5/5

Como la famosa Orestiada africana, película que nunca llegó a los cines, este libro nos deja una gusto amargo de inacabado. La editorial catalana Contra no tiene la responsabilidad, como Pasolini mismo nos lo advierte hizo falta que le preguntaran más por el deporte que por la «cultura». A pesar de ser un libro corto, Sobre el deporte deja muchas reflexiones profundas en torno al deporte y su lugar en el mundo. Abre frentes de reflexión sobre la práctica física, el dinero, la moral y la hinchada y nos deja a los lectores solos delante del desafío de enfrentarlos sin la ayuda de su hábil pluma.

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Redacción Lap Deportes

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