Un nuevo «torcedor» de Zverev

Estaba frente al televisor viendo el partido de Rafael Nadal ante Alexandre Zverev cuando el alemán torció su tobillo de forma fea. Salté a mi computador para escribir el efecto que tuvo el desenlace de la semifinal de Roland Garros.

Después de más de tres horas en cancha, en un juego extremadamente equilibrado, era el partido de la vida para Zverev (llegaría a ser número uno del mundo si hubiese vencido a Nadal y al noruego Ruud en final) y, en el 6/6 del segundo set, intentó deslizarse por el polvo de ladrillo y debe haberse roto los ligamentos del tobillo. Imagino el dolor, la decepción, la preocupación de cuantos meses el pueda estar sin jugar, la sensación de haber llegado tan cerca de la gloria y terminar saliendo en silla de ruedas de la cancha.

Zverev sale de Roland Garros en muletas

Estaba claro que 90% del público apoyaba a Nadal que tenía todo para ganar por la decimocuarta vez el Roland Garros, pero todos aplaudieron de pie al alemán cuando volvió a la cancha del Philippe Chatrier en muletas para despedirse del público.

Hace unos días leí un texto de Felipe Meligeni donde cuenta que llegó a semifinales de los juegos olímpicos representando al Brasil. Perdió en su partido y en luego en la disputa por el tercer lugar. Volvió a casa sin medalla y con un amargo sabor de boca. Algunos días después, ya en casa, el nacido en Buenos Aires naturalizado brasilero fue a almorzar con su padre en un restaurante. Al entrar, percibió que algunas persona se levantaron de sus sillas y comenzaron a aplaudir. Se volteó para ver quién estaba llegando al restaurante detrás de él, cuando su padre le tocó el hombro y le dijo con ojos llorosos, «esas palmas son para ti hijo».

Historias como esta me hacen ser un apasionado por el deporte, por el esfuerzo de los jugadores, por tanto trabajo tras bastidores para representarnos, por las historias de cada atleta, y por el imponderable que hace que las historias sean construidas en vivo, sin una ruta marcada.

Que vuelva aún más fuerte, que se recupere plenamente (tiene apenas 25 años) y que tenga todo el apoyo que el merece. Su futuro puede ser brillante el se ganó un «torcedor» el día de hoy.


David Pinski

David Pinski, brasileño apasionado por el deporte hace 45 años, ejecutivo de marketing hace más de 20, trabajó en los mundiales de la FIFA de Brasil 2014 y Rusia 2018, colecciona camisetas de fútbol y siempre que puede combina vacaciones con eventos deportivos. Síguelo en LinkedIn

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