El fútbol francés y el desastre del grupo Mediapro

La economía detrás del fútbol no cesa de atizar conversaciones en el mundo. Para muchos las cifras de salarios y transferencias de jugadores son escandalosas e incomprensibles. El caso Mediapro y en el fútbol francés puede darnos pistas sobre el futuro del mundo del fútbol post pandemia tanto en Europa como en el resto del mundo,

En 2017 el fútbol francés vivió una revolución. El sorpresivo título de As Mónaco ante el todopoderoso PSG prometía un futuro competitivo a una liga que parecía a sentido único. El desempeño sorpresivo del conjunto del principado desató la compra de Neymar y Mbappé por el grupo QSI, dueños del PSG, que pretendían recuperar su hegemonía. Días después, se anunció la llegada del Mediapro, un grupo Sino-catalán, quien pagaría una impresionante cantidad por los derechos de la primera y segunda división del fútbol francés. 1154 millones de euros serían desembolsados por cuatro años, lo que representaba un aumento del 60% respecto a lo que pagaba Canal Plus, el detentor histórico de los derechos.

Este momento era anunciado como el parteaguas de la historia y pondría al fútbol francés al nivel de sus vecinos españoles, alemanes e italianos, y los ayudaría a acercarse a sus eternos rivales ingleses. Sin embargo, en diciembre de 2020 la relación con Mediapro se rompió por incumplimiento en las cuotas de patrocinio. Sobrevino un acuerdo para cerrar la cadena Telefoot, que no llegó a durar ni media temporada, y devolver los derechos. Telefoot es la cadena de pago creada por Mediapro para transmitir de manera exclusiva el contenido del fútbol francés; entre los partidos de las dos primeras divisiones y programas de entrevistas y análisis. Su alto costo de 25 euros mensuales fue muy rápidamente cuestionado por periodistas y aficionados.

Pero los reparos más vehementes vinieron de parte de los economistas. Las cuentas no cerraban. El número de usuarios que debían afiliarse a la nueva cadena era demasiado alto para los estándares del mercado francés. En noviembre de 2020 la cadena contaba con menos de 500 mil abonados, cifra muy lejana de lo que haría posible semejante inversión en derechos de transmisión. Las voces disonantes fueron desoídas por los dirigentes del fútbol quienes, motivados por las hipotéticas ganancias, no contemplaron que el modelo económico fuera inviable y no se preocuparon en pedir garantías bancarias a Mediapro.

Esta movida de Mediapro tenía una lógica. Su objetivo primario era revender los derechos de los mejores partidos de cada fecha (cosa que nunca estuvo cerca de suceder). La empresa tenía un abundante capital chino que invertía montones de dinero en el fútbol y pujó en la subasta de derechos por un valor mucho mayor del que podría tener la liga francesa en un mercado «realista». Con la caída generalizada de la inversión China en el fútbol y la negativa de las dos compañías que habían participado en la puja, Canal Plus y Be In (del grupo QSI), de comprar derechos de algunos partidos, el descalabro era anunciado.

La pandemia sólo aceleró el desastre.

El cuestionado modelo del fútbol

El fútbol francés quedó en una incomodísima situación financiera y el futuro es incierto. Los primeros coletazos de la noticia se empiezan a sentir. El Lille ha sido puesto en venta poco después de la revelación de la noticia y muchos clubes de primera y segunda se verán obligados a vender jugadores en un mercado deprimido y reducir masivamente su masa salarial. Se rumora que algunos estarán obligados a declarar bancarrota.

El brillo del modelo televisivo inglés ha encandilado el juicio de los dirigentes del fútbol a través del mundo. Las soñadas expectativas de ingresos multimillonarios por derechos de televisión y transferencias de jugadores han atraído a muchos actores indeseados al mundo del fútbol.

La economía del fútbol cada vez tiene menos asidero en las realidades de mercado y está sometida a la especulación y a inversiones que no tienen vocación a ser rentables (fondos soberanos, fondos de inversión, compañías fachada y apostadores). En años recientes hemos visto inversiones muy sonadas que falsean los mercados y ponen una inmensa presión en clubes y ligas que se ciñen a reglas responsables e intentan mantener niveles sanos de inversión en jugadores y pago de salarios.

El desastre Mediapro es la campanada de alarma para el negocio de la televisión. Los bolsillos y la atención de los telespectadores son finitos y la evolución en las formas de consumo de contenido ha sido enorme. Los nuevos actores (Gafa) y los formatos diferentes (mejores momentos, documentales, historias…) prometen revolucionar el mercado que hoy nos aparece como un globo a punto de pincharse.


Redacción LAP Deportes

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