El Futsal vs el Fútbol de salón: Autogol de poder

El futsal es posiblemente el deporte más practicado en América Latina, su presencia en medios de comunicación, es anónima. La historia del deporte explica esta paradoja.
Orígenes

Corrían los años 30 en Uruguay, la Celeste venía de conquistar los títulos olímpicos de 1924 y 1928, para después coronarse campeón del primer Campeonato Mundial de fútbol de la FIFA realizado en Montevideo en 1930. Era el indiscutido dominador del fútbol mundial. 

No es entonces difícil imaginar la pasión y euforia que se debía sentir por las calles de este futbolero país. Las ganas de practicar fútbol saturaron los escenarios tradicionales llevando a la gente a acomodarse a canchas y balones de otros deportes, a jugar en grupos más pequeños y en lugares y superficies de todo tipo. Fue en esta época que el profesor Juan Carlos Cerani definió las primeras normas del deporte que hoy se conoce como: Fútbol de salón, el Futsal, Fútbol sala, Microfútbol, Fútbol cinco, Papi fútbol, entre tantas otras. 

Este nuevo deporte fue aumentando tanto en popularidad, que en 1965 se creó la primera organización internacional: la Confederación Sudamericana de Fútbol de Salón (CFSF). Esta entidad fue la encargada de establecer un reglamento oficial y de organizar los primeros torneos de lo que se conocía entonces como fútbol de salón. Al ver que la práctica del deporte se expandía rápidamente por el mundo, la CFSF impulsó en 1971 la creación de la institución que regiría este deporte a nivel mundial: la Federación Internacional de Fútbol de Salón (FIFUSA).

Tradición vs poder

Las facilidades que presenta la práctica de este deporte impulsaron un crecimiento exponencial que llamó la atención de la FIFA a mediados de los años 70. Al considerar que el Fútbol de salón representaba una competencia directa para el Fútbol, la FIFA decidió no reconocer a la FIFUSA; fue en este momento que inició una silenciosa “guerra” por el dominio del deporte que incluyó la disputa por el nombre. Finalmente el que más se popularizó fue el Futsal.

Empezaron a surgir torneos locales, regionales e internacionales con diferentes reglamentos. La FIFUSA organizó con gran éxito sus primeros mundiales en Brasil (1982) y España (1985), logrando gran acogida en medios y asistencia. Por su lado la FIFA lanzó en Holanda en 1989 su primer mundial de el Futsal con algunas variaciones en las reglas, pero con la participaron de muchos de los mismos jugadores.

La rivalidad venía debilitando a la FIFUSA, muchas de sus cabezas fueron reclutadas por la FIFA, y los problemas económicos motivaron dos intentos fallidos de unificación (1985 y 2000). Finalmente en 2002 la FIFUSA se transformó en la Asociación mundial de Futsal (AMF); entidad que sigue vigente hasta el día de hoy. Por diferentes razones, los dirigentes no han logrado llegar a un acuerdo, han primado los egos y se sostiene una lucha de poder que sigue atormentando al deporte. Como resultado hoy tenemos dos mundiales oficiales y lo mismo pasa a nivel local; los países tienen ligas paralelas, una en cabeza de la AMF y la otra en cabeza de la FIFA

El Autogol

Permítanme asumir que los reglamentos de la AMF y la FIFA se diferencian realmente en detalles y tienen como único propósito desmarcarse el uno del otro. Siendo así, el hecho de duplicar  los torneos oficiales genera confusión y polariza la audiencia. ¿Quién es el campeón mundial? ¿A qué equipos apoyar? ¿Bajo qué reglas se jugará este torneo? 

Para los aficionados, el Futsal, Fútbol de salón o Fútbol cinco es básicamente el mismo deporte; conseguimos un equipo, nos juntamos en cualquier rincón y acordamos las reglas antes de empezar; al final todo se resume en hacer trucos y anotar más goles que el rival. Es posible que hoy en día haya más jugadores aficionados practicando el futsal que fútbol 11. Adicionalmente, el formato corto, su ritmo acelerado, la cantidad de goles y la permanente exhibición de trucos hacen que el Futsal sea supremamente atractivo de ver, pero la cantidad de hinchas, televidentes y asistencia a estadios no están acordes a su potencial.

Es difícil crear hinchadas fieles y apasionadas cuando las circunstancias impulsan a jugadores, técnicos y equipos a saltar constantemente entre torneos. ¿Cómo generar sentimientos de pertenencia y estrategias de promoción cuando se tiene una comunidad confundida y dividida? De unirse estas entidades (o deportes), se podría comunicar un solo mensaje y enfilar toda la atención del público a un único gran evento y, como todos sabemos, público llama público, lo que generaría un efecto multiplicador que haga crecer el deporte. 

El futsal vs el futbol de salon

Para entender la complejidad detrás de los siguientes temas es importante recordar dos realidades. La FIFA es dueña del evento deportivo más importante del mundo: el campeonato mundial de fútbol. Y por su parte, la AMF cuenta con el apoyo de la Asociación Internacional de Juegos Mundiales (IWGA), que es una entidad conectada al Comité Olímpico Internacional (organizadores de los Juegos Olímpicos). 

Pensemos ahora en el conflicto que se les presenta a medios y periodistas. El tiempo al aire es limitado y por ende costoso poder cubrir dos torneos del “mismo deporte”; más aún sin la suficiente audiencia apasionada. ¿Cómo escoger cuál cubrir o cuál apoyar? ¿Los torneos de la AMF que tienen mayor tradición, o los torneos de la FIFA que cuentan con apoyo de toda su estructura? De cualquier manera se duplicarán esfuerzos y recursos para satisfacer una audiencia dividida, lo que impide lograr el nivel de impacto que trae la recurrencia y alcance de cobertura.

Finalmente tenemos el dilema de las marcas. ¿Qué competiciones patrocinar? Si el público está confundido, no hay cobertura integral de los medio, y la hinchada no es  masiva ni apasionada, la visibilidad de las marcas será pequeña, y por ende, la inversión en patrocinios también. Más aún, si las grandes competiciones son administradas por diferentes entidades, las marcas no pueden crear estrategias globales y con capilaridad que generen mayor conexión y economías de escala aumentando la rentabilidad. Todo esto se resume en escasez de recursos para el deporte.

Es inevitable afirmar que esta dualidad por el control del deporte ha generado un círculo vicioso que lo ha debilitado desde adentro. Un autogol que se lleva gestando desde la década de los 70. Pero como en todo deporte, solo se requiere unidad y trabajo en equipo, cambiar de estrategia y empujar todos para el mismo lado. Esperemos que este cambio se de pronto en el futsal y que podamos disfrutar de este deporte que brinda un espectáculo como pocos. 


Redacción LAP Deportes

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